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El discurso del odio con piel de oveja...
Sexta entrega
La tarde del viernes 15 de noviembre de 2019, pasadas las cuatro de la tarde, las imágenes que las televisoras y los medios digitales comenzaron a mostrar impactaron a Bolivia. Decenas de personas heridas, algunas chorreando sangre por todo el cuerpo, llegaban a las unidades de emergencias de los hospitales más grandes de la ciudad de Cochabamba. Una marcha organizada por cocaleros y campesinos del Movimiento Al Socialismo, que salió de Sacaba a las 11 am, había sido detenida en el Puente Huayllani por policías y militares que, con órdenes de no dejarlos pasar hacia la urbe, balearon a los marchistas sin freno cinco horas más tarde. Comenzaron pronto a aparecer los despachos, los primeros videos, las fotos y los reportes escritos sobre lo ocurrido. Así comenzó un nuevo episodio de horror y muerte para la gente, con los medios de la derecha boliviana desvirtuando toda información... pretendiendo ayudar a construir una verdad llena de mentiras en la que persisten casi dos años después.
El diario paceño Página Siete no le dio mucha cobertura a dicha masacre. Al día siguiente publicó una nota titulada “Fuego cruzado entre cocaleros y FFAA deja al menos seis muertos”. La periodista María Mena, que firma la nota, explicó claramente lo ocurrido: fuego cruzado entre “cocaleros del Trópico y las fuerzas de seguridad” seguido de “duros enfrentamientos” durante dos horas. Obviamente, como es complicado en estos casos, Mena no pudo contar más de seis fallecidos 1. Página Siete no dio más cobertura al asunto y lo mencionó apenas los siguientes días como ejemplo de desestabilización del nuevo gobierno.
Quien si lo mencionó fue Arturo Murillo, no solamente para enfatizar la versión oficiosa del gobierno de facto de Jeanine Añez... para volverla absurda y ayudar a consolidar su verdad. Desde el día de la masacre en Sacaba, Murillo insistió en que los cocaleros se mataron entre ellos (porque entre los fallecidos uno presentaba un orificio de bala en la parte posterior del cráneo). El 20 de noviembre, el ex ministro y ex senador expresó sin vergüenza alguna:
Hacen desaparecer los cadáveres, es importantísimo que se fijen las organizaciones de derechos humanos. ¿Por qué se hacen desaparecer los cadáveres? ¿Por qué, para qué? ¿Qué quieren ocultar? ¿No será que quieren ocultar que mataron a sus propios compañeros? 2.
No hubo entonces ni un solo texto noticioso en el diario pitita que contrastara la versión de Murillo o que pudiera establecer una narrativa más compleja y verídica de lo ocurrido. Y nunca modificó su postura, para los patrones y los escribidores de Página Siete lo ocurrido en el Puente Huayllani fue “fuego cruzado”. Ni siquiera El Deber de Santa Cruz fue tan parcial y recogió las voces de los afectados por la acción represiva. Tampoco Los Tiempos de Cochabamba se negó a darle espacio a las víctimas y a otros actores políticos 3.
Volvió a ocurrir lo mismo el martes 19 de noviembre en El Alto. El día de la masacre en Senkata en los alrededores de la planta de gas, Página Siete publicó varias notas en su página web que, como hilo conductor, daban por buenas las versiones del gobierno de facto y criminalizaban de hecho a los manifestantes. Los titulares eran de por sí reveladores pero el contenido puede también ser usado como ejemplo de parcialización contra la gente:
1. “Derriban muros de la planta de YPFB en El Alto y reportan un muerto”. En esta nota queda consignado que los muros “fueron derribados por seguidores del expresidente Evo Morales”.
2. “Masistas roban una cámara y agreden a periodistas en Senkata”. El título habla por sí mismo y el contenido de la nota recalca que los autores del robo son parte de los “grupos afines al MAS que protestan en Senkata”.
3. “Cisternas con combustibles que salieron de Senkata comienzan a llegar a La Paz”. En esta nota se afirma que las cisternas que lograron salir de la planta “A su paso eran aplaudidas por los vecinos mientras se mantenía un fuerte resguardo de las fuerzas del orden”. Un hecho difícil de corroborar si no estaba alguien en la caravana o recibía información al respecto (que la nota no aclara).
4. “Ministro de Defensa: El Ejército no disparó ningún proyectil en Senkata”. Y por supuesto que los diez fallecidos ese día murieron de otra cosa 4.
Lo mismo es de notar lo que afirman los escribidores de Página Siete en la nota ya citada del 20 de noviembre. Además de consignar el cinismo de Arturo Murillo, esta frase persiste en criminalizar a los que protestaban:
En las últimas horas en medio de una actuación policial militar para evitar acciones “vandálicas” en la planta de hidrocarburos de Senkata, se registró el fallecimiento de ocho personas.
Obviando de nueva cuenta que no siempre en medio de un conflicto así es posible contabilizar muertos y heridos con precisión, llama la atención la cuestión de las “acciones vandálicas”, algo que varios periodistas de los medios de la derecha repetirían cuando los alteños en Senkata sufrieron en carne propia la receta de pacificación de Añez y Murillo. Los mataron por vándalos.
Todo este trabajo de tergiversación, que no es nuevo, llegó a un punto culminante en el editorial de Página Siete del 21 de nombre de 2019. Titulado “Protesta, vandalismo y terrorismo”, el texto—que seguramente aprobó Raúl Garáfulic Lehm—ya no oculta su opinión particular sobre los supuestos masistas en Senkata. Usando un tono aleccionante para definir a su modo las tres palabras del título, el editorial dice:
... desde la renuncia del expresidente Evo Morales, la protesta social del MAS ha degenerado primero en vandalismo y luego en terrorismo.
El más reciente ejemplo de estos hechos es el atentado dinamitero a la planta de provisión de gas y combustibles a La Paz que, para alivio de todos, sólo derrumbó un muro y no derivó en la explosión de la misma, lo cual hubiera generado una catástrofe incuantificable e inimaginable 5.
No es complicado entender por qué un medio de la derecha adereza los hechos con sus calificativos y no se molestará en corregir sus dichos: están dirigidos a construir ese escenario donde los indios son vándalos y se matan entre ellos. Quizá por eso ni Carlos Mesa ni Tuto Quiroga se condolieron de las víctimas entonces, tampoco Amparo Carvajal o su equipo en la Asamblea Permanente de Derechos Humanos... a lo mejor si leyeran otra prensa su posición no sería la misma.
Caso similar es el del “periódico digital” dirigido por el cronista pitita Raúl Peñaranda, ligado a Página Siete como suelen estarlo los medios con el mismo patrón. Brújula Digital realizó también similar “cobertura” de lo ocurrido el 19 de noviembre en El Alto:
1. “Un fallecido después que afines al MAS derrumbaran la pared de planta Senkata”. Otra vez, para los informadores de la derecha, solamente grupos “afines” al MAS podrían estar protestando. En la planta, afirma la nota, los uniformados que dispararon a la gente pasaron siete días “cercados por grupos masistas, que quieren el retorno de Evo Morales y la salida de la presidenta Jeanine Añez”.
2. “Liberan camiones cisterna con gasolina y diésel en Senkata tras siete días de permanecer cercados” Además de afirmar también que se trataba de grupos afines al MAS, la nota explica que “los grupos violentos cavaron zanjas sobre la carretera El Alto - Oruro, quemaron llantas de manera permanente, para crear tensión y terror entre los vecinos, y amenazaban a quienes se acercaban con la intención de desbloquear”.
3. “Tres muertos y decenas de heridos tras operativo en Senkata”. Más criminalización (los vándalos, los masistas) y un comunicado de las Fuerzas Armadas: “Después de la salida de las cisternas, los agitadores y vándalos enardecidos destruyeron parte de las instalaciones, muro perimetral, portones de ingreso utilizando explosivos de alto poder, ocasionando daños que pueden generar un peligro mayor para la población en caso de una explosión en cadena” 6. El comunicado militar, por cierto, es la única fuente de los aplausos al operativo.
Ese mismo día, con la información que tenía y tomando abiertamente partido por el gobierno de Añez y las fuerzas represivas, Raúl Peñaranda publicó un análisis sobre lo ocurrido: “Con el fantasma de octubre de 2003, militares y policías lograron desbloquear Senkata” 7. En este artículo, Peñaranda recuerda que la caída de Sánchez de Lozada en 2003 tuvo que ver mucho con las operaciones represivas de su mano derecha, Carlos Sánchez Berzaín (en particular un operativo sangriento para llevar cisternas con gasolina a La Paz que salieron de la planta de Senkata). El comunicador explica que en 2019 se trataba de “manifestantes masistas” y que tanto Arturo Murillo como Luis Fernando López (el entonces ministro de defensa) tuvieron más paciencia que Sánchez Berzaín y aguantaron una semana los bloqueos antes de sacar las cisternas a balazos.
Luego explica cómo los pacientes ministros “evitaron el uso de armas de fuego y sólo se reprimió a los bloqueadores, que eran algunas centenas, además, con gases lacrimógenos y perdigones. Según versiones, se lamentó la muerte de una persona, sin conocerse todavía las circunstancias de la misma. Los vecinos aplaudieron el operativo, que fue plenamente exitoso”.
El análisis de Peñaranda explica con cierta lucidez que en ambos operativos el momento político era distinto. De lo que llama el “fin del ciclo neoliberal” (2003) al “fin de ciclo de las ideas estatistas e indigenistas de Evo Morales” (2019). Esto, siempre según el escribidor pitita, “dio también a los bloqueos actuales una legitimidad mucho menor: existe la imagen que solo los motiva generar conflicto ante la posibilidad (remota) de que Morales vuelva al poder”. Por supuesto, Peñaranda se congratula por todo, la angustia de la gente en La Paz ante la escasez de combustibles se ha aliviado.
Con estos dos ejemplos cualquiera puede hacerse preguntas críticas respecto al trabajo de los medios de la derecha (en estos casos paceña y abiertamente pitita). Desde el asunto de los vecinos que aplaudieron el operativo que se saldó con diez muertes ese día (y una más en las semanas siguientes) hasta el preciso conocimiento de la afiliación política (masista) de los bloqueadores. O la afirmación nunca contrastada que compartieron Arturo Murillo, Luis Fernando López y el comunicado de las Fuerzas Armadas: el peligro de una explosión en cadena de consecuencias catastróficas para la gente... vamos, con esta clase de información los bloqueadores no son vecinos, son nada más masistas y vándalos que no entendían las posibles consecuencias de hacer estallar dinamita al interior de la planta para volar los muros.
Para quien esto escribe es pertinente sobre todo una pregunta para comenzar a perfilar el trabajo seudo periodístico de Página Siete o Brújula Digital. ¿Cuántos periodistas de Página Siete estaban presentes en la zona de conflictos, en particular en El Alto? ¿Y de Brújula Digital? La respuesta no requiere una investigación a fondo: ninguno. No hay periodista pitita, por aymara que sea, capaz de cubrir lo que ocurre en la ciudad aymara... serían agredidos por los alteños como retribución a sus mentiras. No es correcto, y deberían existir mecanismos legales para procesar la falsedad ideológica en los medios pero no hay; lo existente es, como suelen decir en la calle, un saludo a la bandera. Así las cosas, las reacciones de la gente en El Alto a la presencia de periodistas de estos medios no se justifica, se explica en cómo informan constantemente, con persistencia, sobre los sucesos en sus barrios y en las comunidades del altiplano aymara.
Tampoco es posible, claro, saber si todos los bloqueadores eran masistas y mostraban su carnet del partido o gritaban consignas para demandar el regreso de Evo Morales. Lo cierto es que eran parte de la movilización general provocada por los insultos y el racismo de los conjurados de Obrajes, los mandos policiales amotinados... y la sesgada cobertura de los medios.
Un indicador para comenzar a entender el masismo en esa zona de El Alto emerge de revisar los resultados de las fallidas elecciones generales de 2019 y compararlas con las de 2020. Senkata es parte de la circunscripción uninominal 12, en la zona sur de El Alto, que incluye algunos de los barrios y zonas más prósperos de la ciudad (como Ciudad Satélite), en donde la influencia del MAS no es tan predominante como en otros lugares del mismo distrito electoral.
En el tiempo entre ambas elecciones, los votantes habilitados en esa circunscripción pasaron de 158,250 en 2019 a 162,688 en 2020, es decir que se apersonaron a votar 4,438 personas más para la elección pasada. En 2019 el candidato a diputado por el MAS obtuvo el 60,3 por ciento de los votos válidos (65,665 votos) para ganar la elección. En 2020, el candidato del MAS obtuvo el 83,66 por ciento (113,117 votos). La diferencia es importante, más de 47 mil personas decidieron apoyar al candidato del MAS 8. ¿Qué cambió? En el contexto político concreto, entre ambas elecciones, en la circunscripción 12 el único evento de gran impacto fue la represión en Senkata... en El Alto, que los pititas afirman es bastión de Evo Morales y el MAS, la gente no votó masivamente por ellos en 2019, como ocurría antes, pero en 2020, luego de un año de gobierno de facto y de represión y muerte... el monto de los votos por Luis Arce Catacora se acrecentó en decenas de miles. Y no es que muchos se convirtieron en masistas. Mucha de la responsabilidad en ese cambio en la actitud del votante alteño es fruto de los pititas y la represión ordenada por Murillo y López en noviembre de 2019.
Del mismo modo, una lectura simple pero honesta del informe presentado por el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) podría ayudar a corregir alguna versión falsa de cómo sucedieron los hechos el 19 de noviembre de 2019 en Senkata. El GIEI visitó la planta de Senkata, entrevistó a vecinos y a familiares de los fallecidos, a trabajadores de YPFB de la planta... en fin, hizo el trabajo que los periodistas no realizaron. Y los expertos concluyen que no hubo nunca riesgo de incendio o de explosiones en cadena (entre otras cosas, los alteños bajaron a mano las dos secciones del muro de la planta), que ningún vecino entró a la planta y que nadie lanzó dinamita o disparó hacia la planta de Senkata:
...el GIEI no ha identificado evidencias concretas que indiquen que se hubiera producido un ataque directo contra la planta y que esta haya estado expuesta a un riesgo de explosión. El GIEI no pudo comprobar que dinamitas u otros explosivos hubieran sido lanzados hacia el interior del perímetro de la planta ni que se haya producido algún foco de incendio cerca de alguna de las áreas sensibles de la misma 9.
Luego de días, no hay todavía nadie verificando o rectificando las afirmaciones falsas de Página Siete y Brújula Digital, y de Raúl Peñaranda. Ni ellos ni la pequeña organización Bolivia Verifica hicieron un solo análisis al respecto, ni en 2019 ni ahora. A lo mejor tiene que ver con el hecho de que este supuesto ente independiente en guerra contra las fake news está dirigido y sostenido por ex empleados de Raúl Garáfulic Lehm. Pero eso es tema de otro trabajo. Por ahora queda solamente preguntar por los motivos de los medios de la derecha pitita para mentir, repetir las mentiras y nunca rectificar o corregir el camino como indica la más elemental ética periodística.
En una novela sobre Hitler y los nazis, el legendario guionista de Hollywood Herman J. Mankiewicz, “Mank”, explicaba a su modo una versión de un famoso dicho de Goebbels: “Repite una mentira con suficiente frecuencia y volumen, y será aceptada como la verdad” 10. Y aunque Goebbels en realidad se refería con amargura a los constantes dicursos radiales de Winston Churchill, es evidente que tanto los políticos como los medios de la derecha boliviana se educaron con ese estilo.
En este aparente orden de cosas, en el que la derecha desvirtúa el lenguaje y se repite sin cesar para tratar de imponer su discurso (y si pudiera, su voluntad y su visión del mundo), la construcción perversa de lo que es “verdadero” parece hacer de los que han aprovechado la democracia formal, para hacer fortunas o matar, un grupo de héroes. Los opresores de antes son, dicen, los “libertadores” de hoy. Y habrá cambiado mucho el lenguaje gracias a sus esfuerzos pero la realidad no.
Notas
1. <https://www.paginasiete.bo/nacional/2019/11/16/fuego-cruzado-entre-cocaleros-ffaa-deja-al-menos-seis-muertos-237561.html>.
2. <https://www.paginasiete.bo/nacional/2019/11/20/murillo-cree-que-se-hacen-desaparecer-cadaveres-238072.html>.
3. <https://eldeber.com.bo/pais/cocaleros-muertos-en-enfrentamiento-son-velados-sobre-la-carretera-en-sacaba_156791> y <https://www.lostiempos.com/actualidad/cochabamba/20191116/sacaba-6-muertos-115-heridos-200-arrestados-violenta-jornada>.
4. <https://www.paginasiete.bo/nacional/2019/11/19/derriban-muros-de-la-planta-de-ypfb-en-el-alto-reportan-un-muerto-237875.html>, <https://www.paginasiete.bo/nacional/2019/11/19/masistas-roban-una-camara-agreden-periodistas-en-senkata-237884.html>, <https://www.paginasiete.bo/nacional/2019/11/19/cisternas-con-combustibles-que-salieron-de-senkata-comienzan-llegar-la-paz-237874.html>, <https://www.paginasiete.bo/nacional/2019/11/19/ministro-de-defensa-el-ejercito-no-disparo-ningun-proyectil-en-senkata-237899.html>.
5. <https://www.paginasiete.bo/opinion/editorial/2019/11/21/protesta-vandalismo-terrorismo-238026.html>.
6. <https://brujuladigital.net/politica/un-fallecido-despues-que-afines-al-mas-derrumbaran-la-pared-de-planta-sankata>, <https://brujuladigital.net/economia/liberan-camiones-cisterna-con-gasolina-y-diesel-en-senkata-despues-de-siete>, <https://brujuladigital.net/politica/tres-muertos-y-decenas-de-heridos-tras-operativo-en-senkata>.
7. <https://brujuladigital.net/politica/con-el-fantasma-de-octubre-de-2003-militares-y-policias-lograron-desbloquear-senkata-sin-ocasionar-muertos>.
8. Basta con revisar la información pública disponible en la página web del Órgano Electoral Plurinacional <https://www.oep.org.bo/>.
9. GIEI Bolivia, Informe sobre los hechos de violencia y vulneración de los derechos humanos entre el 1 de septiembre y el 31 de diciembre de 2019, pp. 241-248.
10. Mankiewicz escribió el libro bajo seudónimo. Albert Nesor (1939), The Mad Dog of Europe, New York: Epic Publishers.
En 1941, en un artículo titulado “Aus Churchills Lügenfabrik” (“La fábrica de mentiras de Churchill), Joseph Goebbels escribió: “Los ingleses siguen un principio de que cuando uno miente, debería uno mentir a lo grande y manterse en ello. Actualizan sus mentiras aún a riesgo de parecer ridículos”.